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El cerebro bilingüe

El lenguaje no es algo que exista fuera de nosotros, 'vive' en el cerebro. Aprender un solo idioma o dos de forma simultánea conforma unas redes neuronales distintas entre una persona monolingüe y otra bilingüe pero, ¿de qué manera influye esa diferencia? (Language Processing)
 
Diferencias en la circunvolución frontal inferior en un cerebro monolingüe (en rojo) y en un bilingüe (azul). | BRAINGLOT

Diferencias en la circunvolución frontal inferior en un cerebro monolingüe (en rojo) y en un bilingüe (azul).
Functional Connectivity 



Muchos de los estudios más llamativos se han realizado comparando personas bilingües y monolingües. Mediante técnicas de neuroimagen, que nos permiten observar sin causar ningún daño el cerebro en funcionamiento de un niño, se ha visto que al cambiar de un idioma al otro, se generan patrones diferentes de actividad cerebral, en contraste con lo que sucede en los monolingües, y que esta diferencia es especialmente patente en la corteza frontal.


Esta región cortical, situada justo detrás de nuestra frente, interviene en la organización y procesamiento de la información, lo que incluye el reclutamiento de la memoria de trabajo, el razonamiento y la planificación. Parece también que el salto de un idioma a otro facilita el funcionamiento de las zonas implicadas en el lenguaje y los bilingües son más rápidos a la hora de aprender un tercer idioma, que lo que le cuesta a un monolingüe aprender el segundo.

O que repete fica
El sustrato de esa diferencia parece ser que el cerebro bilingüe está modificado y hay diferencias en los circuitos neuronales, siempre en comparación con un monolingüe. No es tan sorprendente, asumimos que la memoria cambia el cerebro pues hay circuitos que almacenan esos recuerdos nuevos cambiando ellos mismos, y esa experiencia lingüística tan diferente, saltar de un vocabulario a otro, cambiar reglas gramaticales, adoptar giros y entonaciones diferentes y un enorme etcétera, parece lógico que también genere modificaciones estables en la estructura de nuestro encéfalo, de largo plazo.


Bilingual Cultural Neurscience
Surgió rápidamente la idea de explorar si esa «gimnasia cerebral”, la de verdad, la barata, no la que te venden con un caro envoltorio, podría ayudar al cerebro a resistir los estragos del tiempo. Byalystok y su equipo recogieron datos de 184 personas con demencia, la mitad bilingües. Los resultados publicados en 2007, encontraron que los síntomas aparecían, de media, cuatro años más tarde en los bilingües que en los monolingües. Tres años más tarde, repitieron el estudio, con 200 personas, pero centrado en la enfermedad de Alzheimer. En este caso los primeros síntomas de enfermedad empezaron cinco años más tarde en los bilingües que en los monolingües. Esta notable diferencia se mantenía incluso evitando el efecto de variables como la educación y la profesión. Es decir, parece que aprender y manejar un segundo idioma genera un efecto protector contra el alzhéimer, la principal causa de demencia senil y las demás demencias. Más aún, los bilingües tienen más sustancia blanca, la parte del cerebro formada por axones mielínicos, las rutas de comunicación cerebral y otro estudio también ha encontrado mayor densidad de sustancia gris y de nivel del segundo idioma y mayor plasticidad neuronal en los bilingües.

Recientemente, la Unión Europea realizó una encuesta para valorar la situación interna en distintos ámbitos y los dos países con menores índices de bilingüismo eran el Reino Unido e Irlanda. A nivel mundial es parecido, solo en torno a un 25 % de los ciudadanos norteamericanos pueden conversar en otro lenguaje, la mayoría hispanos que no han perdido la lengua de su familia, y en Australia la proporción es aún menor. No es así en el resto de Europa, donde el multilingüismo es la regla más que la excepción. Más de la mitad de los ciudadanos de la Unión son bilingües y no solo aquellos que viven en países como Luxemburgo con varias lenguas oficiales sino incluso en Francia, un país con un único idioma oficial e inmensamente orgulloso —con razón— de su herencia literaria y lingüística, la mayoría de la gente habla al menos un segundo idioma. Por tanto, valoremos ser bilingües o multilingües, felicitemos a nuestras comunidades bilingües y recordemos que se puede aprender un idioma a cualquier edad. Aunque no llegues al bilingüismo aumentarás lo que se llama la reserva cognitiva, el depósito con el que afrontar tu vida actual y un envejecimiento saludable.


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Referencias


 

  • Barac R, Bialystok E (2011) Research timeline: cognitive development of bilingual children. Language Teaching, 44: 36–54.
  • Bhattacharjee Y (2012) Why Bilinguals Are Smarter. http://www.nytimes.com/2012/03/18/opinion/sunday/the-benefits-of-bilingualism.html
  • Bialystok E (2017) The bilingual adaptation: How minds accommodate experience. Psychol Bull 143(3): 233-262.
  • Bialystok E, Craik FIM, Freedman M (2007) Bilingualism as a protection against the onset of symptoms of dementia. Neuropsychologia 45: 459–464.
  • Bialystok B, Craik FIM, Luk G (2012) Bilingualism: Consequences for Mind and Brain. Trends Cogn Sci 16(4): 240–250.
  • Craik FIM, Bialystok E, Freedman M (2010) Delaying the onset of Alzheimer’s disease: bilingualism as a form of cognitive reserve. Neurology 75: 1726–1729
  • De Lange C (2012) Mon esprit partagé. My two minds. New Scientist 2863: 31-33.
  • Lambert WE, Peal E (1962) The Relation of Bilingualism to Intelligence. Psychological Monographs: General and Applied. 76 (número completo 546): 1-23.
  • Marian V, Kaushanskaya M (2007) Language context guides memory content. Psychon Bull Rev 14(5):925-933.
  • Rubio-Fernández P, Glucksberg S (2012) Reasoning about other people’s beliefs: bilinguals have an advantage. J Exp Psychol Learn Mem Cogn 38(1): 211-217.

 



Autor: Sebastian
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